Iba caminando, concentrada en
llegar a mi casa, cansada después de salir del Parlamento, cuando alguien me
mira sonriendo y se dirige hacia mí. Con su cara iluminada de alegría me
pregunta, ansiosamente, "qué tal, cómo les va en el Parlamento, cuenten algo…" yo
me doy cuenta entonces de que lo conozco, nos hemos visto muchas veces, hemos
cruzado algunas palabras… quiere saber, necesita saber, cómo le va al nuevo y
flamante grupo parlamentario de Podemos.
Son muchas cosas las que me
vienen a la mente, y a la vez pocas palabras las que salen de mi boca…"bien,
bueno, aprendiendo, no sé, algo raras en ese ambiente, a veces deprimente, a
veces ilusionante…" en ese momento quiero
contarle el mundo entero, quiero
satisfacer su curiosidad, su expectación es enorme y yo quiero darle lo que
quiere oír, hay tantas anécdotas que contar, él se ríe, "cuando se nos acercó un ex-presidente del Gobierno a darnos la mano, cuando una diputada del PP enseñaba las fotos de
sus vacaciones en un Pleno,... estamos reconstruyendo ahora mismo nuestro espacio,
¡estamos aún conociéndonos entre nosotras!,
organizando el trabajo, ¡pero si ni siquiera sabemos usar aún la
fotocopiadora inmensa que tenemos! (¿saben que ahora el fax llega y se manda
por correo electrónico?), ni siquiera sabemos usar esos teléfonos, … ". Él reía
más y su cara se iluminaba cada vez más.
Sorbía cada palabra, cada frase
que yo decía, y me di perfecta cuenta de que me debía a él, a él y a toda la
gente que espera algo de nosotras, las personas que les representan en el
Parlamento. Sentí una inmensa zozobra por dentro, sentí que ésa era otra más de
mis responsabilidades al asumir esta importante tarea. No sólo debía aprender
mucho para responder con rigor en el Parlamento, no sólo debía estar al tanto
de todas las noticias para ir a la radio cuando me lo pidieran y estar siempre
dispuesta a ir para hacerlo bien, no sólo tenía que pensar en cuáles iban a ser
mis primeras iniciativas parlamentarias, no sólo tenía que recibir y trabajar
para los movimientos sociales y organizaciones, preparando mociones, preguntas
o interpelaciones… también debía transmitirles el día a día de su
parlamentaria, debía hacerles sentir como si todos y todas, fueran
parlamentarios y parlamentarias.
Fui consciente de que no querían
sentir que nos votan cada cuatro años y que ya no saben más de nosotras, … quieren
sentirse protagonistas, en primera persona, de esta revolución pacífica en las
instituciones… y yo estoy completamente de acuerdo con él, lo entiendo
perfectamente, no podemos desarticular ni desinflar el movimiento social, de
abajo a arriba, es más, en estos momentos que estoy dentro de las
instituciones, siento más que nunca la necesidad de que se mantenga vivo, de
que sean ellos y ellas, las que nos ayuden a nosotras. Debemos
retroalimentarnos, contarnos, entender nuestras fortalezas y debilidades, cada
una desde su lugar en la lucha.
En aquel momento, le conté todo
lo que pude y lo que se podía en medio de la calle a las dos de la tarde… pero
nos supo a poco, y le dije, "la verdad es que deberíamos hacer una charlita para
contarles nuestras impresiones" en ese edificio llamado Parlamento, que tanto
significa y que a la vez tan bajo ha caído…
No me he olvidado de ese
compromiso que adquirí conmigo misma, pero no había encontrado aún la manera ni
el momento para pensar en ello,…hasta hace varios días, que de forma profunda y
emocionada, lo vi claro. Escribiría un blog, me dio miedo y pensé que no sería
capaz de hacerlo bien, pero como todas las cosas que uno siente desde lo más
hondo y desde el corazón, supe que lo conseguiría y que lo haría desde la fuerza que da el amor. Desde la fuerza que da el agradecimiento y las
ganas de no fallarle a tanta gente, desde la fuerza que da el pensar que una
sonrisa emocionada de alguien que lea esto me compensa el trabajo de hacerlo, y
ahora que lo estoy escribiendo, veo que la primera que está emocionada y
disfrutando soy yo, y que las palabras salen solas y tienen voz propia.
Enrique, por ti y por todo lo que
representas, por haberme motivado e inspirado, te dedico este blog.
Empieza el relato…
Nota: Habrán visto que utilizo el femenino y el
masculino de manera indistinta. Intento
ser inclusiva y sentirnos integradas, mujeres y hombres, cuando utilice uno u
otro. Espero que ésa sea la única licencia que me permita con respecto al uso
del lenguaje y no lo destroce en el resto.
Creo que es la primera vez que alguien en política dice estar aprendiendo, lo cual agradezco en un mundo político plagado de los que todo se lo saben. Buena iniciativa este blog y menos mal que tenemos gente como Asun en el parlamento!!!. Es para mí la primera vez que se de qué hablan y lo entiendo. Gracias !!!
ResponderEliminarDa gusto saber que hay gente de su calibre hablando y exponiendo con esa verdad, frágil y fuerte a la vez. Me anima saber que en el camino de la utopía me puedo encontrar con usted. Siga brillando y luchando por lo imposible, siga siendo realista. El na realidad donde todas tengamos un sitio con valores y dignidad.
ResponderEliminarLa verdad es que sólo por estos comentarios ya vale la pena seguir esforzándonos. Es cierto que una se siente frágil y fuerte a la vez, y también muy sensible y con temor a no hacerlo bien. No recuerdo una época en la que haya estudiado tanto como este tiempo de parlamentaria (si descarto los tres meses de estudio para prepararme las oposiciones, pero que no tenía otras responsabilidades, ni de hablar en público, ni de familia, ni de muchas otras cosas más). Muchas gracias por el apoyo y el ánimo que me dan! :)
ResponderEliminarLas gracias son para ti Asun, sabíamos que lo harías estupendamente, siempre fuiste una persona ética y comprometida así que no podía ser de otra manera...
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